¿Elegimos los vinos que compramos por la etiqueta? Si preguntamos a un experto en vino, seguramente nos diga que aunque una buena etiqueta siempre suma, nunca va a ser el factor determinante en el momento de elegir una referencia. Sin embargo, según un estudio realizado por OEMV-Nielsen casi el 60% de los consumidores de vino no cuentan con conocimientos profundos en la materia, por lo que sus elecciones de compra van a estar mucho más influidas por las decisiones de marketing que tome cada bodega.
Según datos facilitados por la publicación especializada en marketing Reason Why, el consumidor medio elige en la mitad de las ocasiones el vino que se va a llevar en el mismo lineal de compra, y tarda unos siete segundos en elegirlo de entre todas las opciones disponibles. Del mismo modo, desde Vinetur indican que un estudio de mercado realizado por wine.net entre el público estadounidense reveló que casi el 80% de los participantes reconocieron haber comprado vinos guiándose únicamente por su etiqueta.
Por lo tanto, y especialmente cuando hablamos de un consumidor que no es experto en el sector vitivinícola, el atractivo del envase y la etiqueta se erige como un factor de decisión de la máxima importancia, que ninguna bodega que aspire a entrar en el mercado de gran consumo debería pasar por alto.
¿Qué debe tener una etiqueta de vino para enamorar a primera vista?
Según Reason Why, solo uno de cada diez rediseños de packaging generan aumentos en las ventas de vino. Sin embargo, cuando el rediseño funciona, el aumento en las ventas se sitúa en torno al 5’5%. Estos son algunos de los factores que pueden hacer que la etiqueta ayude a impulsar la facturación:
- Un diseño de alto impacto. Atrapar la atención del consumidor en los primeros 4 segundos que pasa frente al lineal es vital en la elección final.
- Además de llamar la atención, es importante que la imagen de la etiqueta vaya acorde a la identidad de la marca y a los valores que esta pretende transmitir.
- Un tacto especial. Los relieves, combinaciones con contraste entre tacto mate y brillo, los papeles con textura… invitan a coger la botella para tocar la etiqueta, llevándola un paso más cerca del carrito.
- Calidad de los materiales. Si el packaging y la etiqueta transmiten calidad, se presupone que el contenido de la botella va a estar a la altura. Cuidado, porque también funciona a la inversa: un excelente vino puede pasar desapercibido si su etiqueta parece de baja calidad.
- Información clave. Hay datos que resultan determinantes en la decisión de compra, y entre ellos destacan la denominación de origen, la añada y los premios o medallas obtenidos. Estos últimos son un factor decisivo en la elección del consumidor inexperto, que ve en estas distinciones garantía de que va a ‘quedar bien’ con sus invitados o al ofrecerlo como obsequio.
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